Compartimos con ustedes la siguiente reflexión de nuestra amiga Efstathia Athanassopulos (Efi, para los amigos) que nos envio desde Venezuela, a propósito de la conmemoración de los 15 años de la muerte de Layne Staley:
Un año más
sin Layne
Dicen
que uno siempre recuerda donde estaba y qué hacía cuando pasó algo impactante.
Yo no recuerdo ni donde estaba ni que estaba haciendo cuando Layne dejó atrás
este mundo. Probablemente estaba en un día mas de clases en la Universidad,
esperando salir para ir a mi casa y rendirle mi tributo personal a Kurt Cobain
por conmemorarse ese día un año mas de su muerte. Y no lo recuerdo, porque al igual que todo el
mundo, nadie supo de su muerte sino hasta casi 15 días después que había
muerto.
Como
ya sabemos, su cuerpo fue encontrado sin vida por la policía y al parecer tenía
varios días ya en descomposición. La mamá de Layne, Nancy, había solicitado que
fueran a chequear su apartamento en la Univ. De Seattle ya que tenía varios
días sin saber nada de él. ¡15 días! 15 días sin que nadie siquiera sintiese un
poco de preocupación, de curiosidad o simplemente ganas de saber algo de Layne,
sobretodo sabiendo que no estaba bien de salud y probablemente tampoco muy bien
emocionalmente. Layne no estaba solo en este mundo, tenía madre, padre,
hermanos, amigos. 15 días! 15 días y nadie apareció! Quizás alguno que otro
tocó la puerta sin obtener respuesta y alguno que otro lo llamó pero Layne
nunca levantó el auricular. No sería extraño porque se sabe que por esa época,
Layne no contestaba las llamadas ni le abría la puerta a casi nadie que lo iba a visitar. Su única compañía aparte
de los video juegos era Sadie, su querida
gata, con la que quizás podía refugiarse para buscar la paz que anhelaba sin
necesidad de hablar (Los sonidos del silencio a menudo calman – Frogs). Krist Novoselic dijo en una oportunidad que
como sabía que Layne algunas veces no le abría, él le llevaba la comida y se la
dejaba en la puerta.
Podría
especular aquí sobre los motivos que tenía Layne para no querer hablar con
nadie pero no lo haré. Hay momentos en la vida en los cuales simplemente
queremos estar solos, completamente solos, aun sabiendo que una ayuda o la
compañía de alguien nos puede servir para salir del hoyo en el que estamos
metidos, pero, no queremos aceptarlo y punto
(Negro es todo lo que siento, de
manera que así es como se siente ser libre…la soledad me sigue, más rápido que
lo que la oscuridad se arrastra a la superficie de mi piel, visiblemente
rodeada por ella…el dolor me llena.. –
Am I inside). Si bien la mayoría de las personas en situaciones así logran
salir de sus infiernos personales, hay una cantidad que no lo consiguen y se
rinden o aún peor, nunca llegan siquiera a enfrentar a ese demonio y dejan que
poco a poco vaya acabando con ellos sin ofrecer ninguna resistencia (En un
campo de dolor es donde pasto --- Angry Chair).
Layne
era una persona noble, de esas personas buena gente que le pueden caer bien a
cualquiera, no solo por su cálida personalidad sino también por la sencillez,
humildad y buen humor de los cuales siempre dio muestras en diversos ámbitos, muy
al contrario del típico rockstar que tiende a cierto cinismo, arrogancia y
egolatría. Quizás por eso se alejó de todo y de todos, no quería ser centro de atención por algo que no fuese la
música, y para ese momento, de haber seguido en el ojo público, de seguro sería
“otro rockero adicto” a merced de la prensa, algo opuesto a la percepción de sí
mismo hacia los demás ya que como él mismo afirmaba “mis adicciones no me
definen como persona”, así que optó por aislarse.
15
días! Son tantos días! Como fan de su música, me perturba pensar en la soledad
en que vivía, en lo oscuro e inagotable que podía ser su dolor durante esa
época de su vida que lamentablemente fue la última para él. A cuantos de
nosotros no nos hubiese gustado estar
cerca de él y haber hecho hasta las cosas más ridículas con tal de hacer que
volviese esa sonrisa a su rostro y ese brillo que solían tener sus grandes y
redondos ojos azules. Los ojos de Layne no mentían, fueron siempre un reflejo
exacto de su alma, hagan la prueba de ver el Music Bank y el Unplugged seguido,
uno después del otro y analicen su mirada en cada video, como va cambiando
desde la juvenil, vívida, inocente y hambrienta de éxito mirada en Man in the box
con esos ojos que nos miran directo y fijamente a una esquiva y angustiada
mirada, oculta tras unos lentes oscuros en Would para luego mirarnos con
cansancio, tedio y hasta indiferencia en Grind y por último, ver como sus
hermosos ojos se han transformado en dos turbios espejos de su alma, aturdidos
por las luces y tristes, testigos del inclemente infierno al que Layne se ha
auto sometido, mas que por voluntad propia, por omisión propia “yo tomé una
decisión estúpida y aún estoy pagándola” dijo una vez.
Recuerdo
el impacto que me causó la última entrevista que le hicieron a Layne donde él
mismo hablaba que su condición de adicto era grave y que no solamente lo
aceptaba sino que daba a entender que no le interesaba ni podía hacer nada para
cambiar su vida (Y aun peleo esta batalla solo, nadie a quien llorarle, ningún lugar
para llamar hogar – Nutshell). También me llamó la atención que dijera que
no llamasen a ninguno de Alice in Chains porque ya no eran sus amigos. En
realidad se sabe muy poco sobre la relación de Layne con Jerry, Sean y Mike
luego de la “obligada” pausa que se vieron forzados a tomar debido a los
innumerables problemas de Layne.
Hoy
conmemoramos la vida de un gran artista pero también de un gran ser humano. Me
entristece que ya no esté, que las drogas, el dolor y la tristeza hayan sido
más fuertes que su voluntad de luchar para salir de ese infierno (Mi dolor es auto escogido – River of
deceit). Extraño ese deseo que me hacía soñar con su regreso a la banda en
cualquier momento. Me alegra saber que ya no sufre ni vive en la oscuridad. Me
siento afortunada de que su música forme parte de la banda sonora de mi vida y
de seguir descubriendo nuevos significados en cada canción dependiendo de cómo
me sienta ese día, ya saben como es esto, las palabras se ajustan para
complacer nuestra alma. Layne decía que el significados de las canciones de
Alice in Chains era ese mismo que cada quien pensaba que era cuando escuchaba
la canción. Y así es.
A
muchos (sobretodo a alguien que no sea fan de nada), les parecerá raro que
dedique tantas líneas a alguien que nunca conocí, ni vi, ni nunca veré, al
menos no en esta vida. Que más da. Díganme ¿no es increíble la música que
hacía? ¿No es única su voz? ¿No es única su manera de llegar y tocar el lado
más oscuro de nuestro ser? Amo la luz que sacaba de la oscuridad y la ternura
que inspira en el unplugged cuando confunde la letra de Sludge Factory, la
verdad es que amo muchas cosas más de Layne pero lo que más amo es su energía,
esa energía que está en su sonrisa, en su más profundo ser. Siempre que pienso
en Layne, lo pienso con su sonrisa porque para mí ese era el verdadero rostro
de su alma, a pesar de toda la basura y la oscuridad que siempre se asocia a su
imagen.
Casi
lo olvido, dije que puede que no recuerde donde estaba o qué hacía el día que
Layne murió pero si recuerdo donde estaba y que estaba haciendo cuando me
enteré de su muerte. Eran casi las 10 de la mañana y estaba en mi cuarto
terminando de ejercitarme y toda sudada cuando en la radio, comenzaba el
programa de Ivan Loscher y éste dio los titulares de las noticias que iba a
ampliar: “Layne Staley, cantante de Alice in Chains es hallado muerto en su
apartamento en avanzado estado de descomposición, aparentemente a causa de una
sobredosis de heroína”. Simplemente me noqueó, me senté en el piso y me quedé
en silencio un largo rato. Fue un día muy triste. Esa tarde en la Universidad
recuerdo que le dije a un amigo que gustaba de las bandas de Seattle sobre la
muerte de Layne y no dijo nada, la
indiferencia total, ni siquiera un “coño, no sabía” aunque fuese por respeto
hacia la cantidad de veces que había disfrutado escuchando las canciones de
Alice, nada, “que patético”, pensé, ese día me di cuenta que no tenía ningún
amigo que fuese fan de Alice in Chains, de hecho, sigo sin tenerlo.
Layne
murió solo, aunque Sadie estaba allí (Solos,
todos estamos solos – All Alone).
Gracias por tantas
cosas que desconoces que has puesto en nuestras vidas Layne. Espero que por fin
hayas encontrado un lugar a donde ir.
Este artículo fue publicado en Hive por la autora con el seudónimo Gatúbela - This article was published in Hive by the autor with the pseudonym Gatubela
Felicitaciones Efstathia, grandiosas y sensibles palabras sobre Layne, me interpretaron un montón. Staley es claramente mi vocalista favorito. Saludos desde mi país Chile
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