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Homenaje a Chris Cornell: el caballero oscuro en el corazón de Seattle

Chris Cornell ha fallecido. Aun sigue siendo muy dificil digerir lo que ha pasado. Leer eso... que "Chris Cornell ha fallecido". El 18 de mayo de 2017, Chris Cornell fue encontrado muerto en el baño de su pieza del hotel MGM Grand en Detroit, Estados Unidos, después de un show de Soundgarden en el Fox Theatre Detroit. Según la versión oficial, lo encontraron con una banda elástica alrededor del cuello. Sería una muerte por suicidio por ahorcamiento. Cuando tratamos de digerir esta información, simplemente no entendemos nada. Han pasado varios días y seguimos en shock. No tenemos consuelo. Y realmente no entendemos qué pasó. No tiene ningún sentido. Es tan desolador y triste, que ni siquiera podemos esbozar algo aún, pero lo vamos a intentar... y para eso, queremos recordar la mejor versión de Chris, su amor por la música. Y luego, vamos a adjuntar un texto que nos envió nuestra amiga Efi, un homenaje muy especial...

El inicio del amor por la música
La pérdida de Chris Cornell significa la partida de uno de los pioneros del sonido de Seattle, de ese que se le conoce como "Movimiento Grunge". Pero queremos escarbar en sus inicios, cuando comenzó su amor por la música. Estos se remontan a los 9 años de edad, cuando encontró una gran colección de discos abandonados de The Beatles en el sótano de su vecino. En su adolescencia, se le describía como un solitario, tuvo que lidiar con el divorcio de sus padres y contra un severo caso de depresión, período en el cual no fue a la escuela y rara vez salía de sus casa. Comenzó a trabajar como ayudante de cocina. A los doce ya estaba tomando alcohol y consumiendo todo tipo de drogas. Ya había recibido lecciones de piano a los 7 años, y en su adolescencia comenzó a tocar la batería y la guitarra. Su primera banda se llamó The Jones Street Band, en donde cantaba covers de Rush, AC/DC, The Ramones, etc.

Este es el recuerdo que tiene Scott McCullum (baterista de Gruntruck y Skin Yard) de Chris Cornell de esa época: "Cuando ibamos al instituto, solía quedar a tocar con un amigo mío, Eric García, y un colega suyo del que quizá hayas oído hablar, Chris Cornell. En aquella época Chris Cornell tocaba la batería y yo la guitarra, tócabamos versiones y hacíamos el tonto. Él aun no cantaba. Chris era muy callado, reservado. Más adelante la gente asumió que guardaba las distancias en plan de estrella de rock, pero no era eso. En aquella época no tenía nada de cool ni de ego (...) Recuerdo ir de camino al Bumbershoot con Eric García y otro amigo para ver tocar a George Thorogood. Íbamos en el auto de Chris, conducía él y de repente dice: 'Chicos, ¿saben qué? Voy a intentarlo como cantante'. Se pone a cantar 'Bad To The Bone' a grito pelado y nosotros nos descojonamos. Estabamos bromeando, pero él iba muy en serio. Sonaba muy bien, pero en ese momento fue como 'Ya lo que tú digas'." (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 72).

Así describió el mismo Chris dicha etapa: "pasé de ser un consumidor habitual de drogas con 13 años a vivir varias experiencias difíciles y abandonarlas a los 14 años, para luego no tener ni un solo amigo hasta los 16. Pasé dos años como un agorafóbico, sin tratar con nadie, sin hablar con nadie, sin amigos." (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 72).

En 1982, Chris se mudó a la casa de Hiro Yamamoto y se integró a la banda The Shemps, que fue fundada por Matt Dentino. Así recuerda a Chris durante ese tiempo: "Tenía 18 años y, si no recuerdo mal, llevaba pelo muy corto, Era cocinero. Cuando le oí cantar se me pusieron los pelos de punta, ¿sabes? Era un tío muy tranquilo y siempre reflexivo. Yo soy un charlatán. Me paso el día hablando, hablando, hablando. Él se limitaba a quedarse sentado en un rincón, empapándose de todo.
De repente, me encontré con que tenía al que, estaba convencido, debía de ser uno de los mejores cantantes del planeta." (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pp. 72-73).

Matt Dentino le presentó a Kim Thayil a Chris Cornell. Cuando se separó la banda en 1984, Hiro y Chris le propusieron a Kim armar una nueva banda, llamada Soundgarden, con Hiro en el bajo, Kim en la guitarra y Chris en la batería y voz. "Soundgarden era un nombre evocador que incluímos en una lista junto a varios más que nos estuvimos planteando.  'A Sound Garden' (Un jardín de sonido) era el título de una escultura sonora metálica instalada en una playa de aqui de Seattle. De ahí derivamos el nombre, pero nunca como homenaje a dicha escultura, nunca. Simplemente nos gustaba la palabra jardín como un elemento del nombre. Es visualmente evocadora y no tiene unas claras connotaciones metaleras, ni punkis ni de nada. No nos etiqueta. Un año después, se nos ocurrió que a lo mejor debíamos cambiar a Soundgarden a Sungarden o Stonegarden, pero para entonces Soundgarden había empezado a calar." Kim Thayil (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 75).
El "Sound Garden" de Seattle, también sirvió de lugar de homenaje para Chris Cornell cuando se supo su muerte  (via @ChrisDaniels5)

Posteriormente, llegaría Scott Sundquist a la batería, pasando Chris Cornell al frente con su voz y guitarra rítmica. De acuerdo al mismo Cornell, "la idea de que quizás debería ponerme delante de la batería empezó a rondarme después de ver a Matt [Cameron] tocando con Feedback. Fue en un club donde la parte trasera del escenario venía a ser la fachada del edificio y yo estaba afuera, en la acera, viendo tocar a Matt. No nos conocíamos personalmente, pero sabía quién era. Aparte de en grabaciones de Elvin Jones, aquello no me había pasado nunca: oir los sonidos, ver lo que estaba haciendo y ser incapaz de conectar una cosa con la otra. Pensé: oh, así es como se supone que debe tocar un buen batería. A lo mejor mis talentos están en otra cosa." (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 77). De esta manera, Chris Cornell se dió cuenta que debía dejar de tocar la batería, para pasar al frente. En 1986 ingresó finalmente Matt Cameron desde la banda Skin Yard, con quien grabaron los primeros EP ("Screaming Life" y "Fopp") y su primer LP, el "Ultramega OK". Este disco recibió mucha atención y prontamente fueron fichados por el sello A&M,con quienes editaron el álbum "Louder Than Love" en 1989. Luego de esto, Hiro Yamamoto abandona la banda, para dedicarse a sus estudios universitarios.

Esto período coincide con la muerte de un amigo de Chris: Andrew Wood, vocalista de la banda Mother Love Bone. Fue un golpe muy duro para él...
“La pérdida de la inocencia no fue cuando se pegó un tiro Cobain sino unos años antes: cuando perdimos por una sobredosis a Andy. Hasta ese momento la vida había sido bastante buena con nosotros. Habíamos logrado generar esta escena en Seattle alentada por la sana competencia y la camaradería entre bandas. Hacíamos música con mucha libertad y frescura. Y Andy era como una gran luz sobre todos. A través de él, que sentía y se comportaba como una estrella de rock (y de verdad lo era), nos animábamos a serlo nosotros. Por eso entrar aquella vez al hospital y verlo todo conectado a máquinas y peleando por su vida, fue demasiado, no lo pudimos soportar. Perdimos la inocencia y ya nada volvió a ser lo mismo”. Chris Cornell en el documental del 2005 "Malfunkshun - The Andrew Wood Story"
 
Andrew Wood era la gran promesa del rock, para poner a Seattle en el mundo. Su muerte caló profundamente en la comunidad musical de la ciudad.
"El de Andy fue el funeral más extraño que he visto en mi vida. Para empezar, tuvo lugar en el Paramount Theatre. Regan y yo nos reímos pensando que a Andy le habría gustado la idea, porque pusieron su nombre en la marquesina del Paramount: ANDREW WOOD, y después el año de nacimiento y el del fallecimiento. Todo Soundgarden estaba allí, Alice in Chains. Los sobrinos de Andy aparecienron con camisetas de Mother Love Bones autografiadas por él. Fue una extraña mezcla de rock and roll y una pena extrema." David Rees, bajista de Malfunkshun (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 241)

"... de repente, oí unas pisadas que iban aumentando de intensidad a medida que se iban acercando a la puerta hasta que entró Layne, completamente desolado y llorando, de tal manera que parecía realmente aterrado y perdido. Como un niño. Nos miró a todos a la vez y sentí el impulso repentino de ir corriendo hasta él, darle un abrazo de oso y decirle que todo iba a estar bien" Chris Cornell y uno de sus recuerdos del funeral de Andrew Wood (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 244)

"De repente, me di cuenta de que Chris Cornell estaba allí sentado mirando un álbum de fotos de Andy y llorando... " Mike Starr y uno de sus recuerdos del funeral de Andrew Wood (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 244)

De alguna manera, la muerte de Andy influyó creativamente en Chris Cornell. Así lo cuenta Kim Thayil: "Otra cosa que influyó a la hora de tomar la decisión [de reclutar a Ben Sheperd] fue la muerte de Andy Wood. Creo que durante aquella época Chris se dejó de tonterías. Pasó a ser más prolífico - acabó componiendo los temas de Temple Of The Dog - y también me dio la sensanción de que necesitaba honrar a Andy y reinvindicar ese tipo de de personalidad tan particular." (Mark Yarm, "Todo el mundo adora nuestra ciudad", pág 254)

Con Temple Of The Dog, la banda homenaje a su amigo caído Andrew Wood, lanzó un tremendo álbum homónimo en 1991. Fue Chris quien contactó a Stone Gossard y Jeff Amentt, compañeros de banda de Andy, para que se unieran al proyecto/homenaje. Ellos aún estaban pensando en cómo seguir adelante con Mother Love Bone. Al proyecto de unió el nuevo baterista de Soundgarden, Matt Cameron y el guitarrista Mike McCready. El disco se grabó en 15 días, autogestionado y sin presión alguna. Al proyecto se unió Eddie Vedder, vocalista de la nueva banda llamada por entonces Mookie Blaylock, quien puso su voz en la canción "Hunger Strike". Ese disco cumplió su cometido, honrar a Andy Wood, todo gracias a Chris Cornell, el ideólogo de este proyecto.

Paralelamente, Chris Cornell grababa quizás el mejor disco con Soundgarden: el "Badmotorfinger". Con Ben Sheperd en el bajo, este disco logró forjar definitivamente el sonido de Soundgarden.

Chris Cornell, el aullido de Seattle
Texto de nuestra amiga Efstathia Athanassopulos de Venezuela (Efi, para los amigos)
 
"Siempre tardo en reaccionar frente a la muerte. Hay quienes  gritan, otros que rompen en llanto y hay quienes se quedan mudos y paralizados. Yo soy de estos últimos, solo me quedo mirando al vacio y mi mente se bloquea,  debe ser alguna forma de escapar y de evadir el dolor, ese sentimiento de pérdida al que me he tenido que enfrentar más veces ya de lo naturalmente típico. Estaba almorzando y quedé con la boca abierta ante lo que escuché: “Comienzan las investigaciones para determinar la causa de la muerte del cantante Chris Cornell quien fue hallado muerto en la madrugada luego de un concierto”, así comenzaba la nota de espectáculos del noticiero. “¿Qué? ¿Pero cómo es posible?”, le digo a mi hermana “¿habrá sido un infarto? Pero si Chris era un hombre en forma, joven aun, trabajando full con Soundgarden. No puede ser, debe ser algún rumor falso de Internet, esto no tiene ningún sentido, Chris Cornell no puede estar muerto, esta noticia esta como rara, ¡Dios! ¿Qué es esto?”. Y sin Internet en la casa porque el CPU estaba donde el técnico para una revisión. A esperar y confiar que todo esto sea mentira, me digo a mi misma. Que tarde tan triste, ese día no había manera de distraer mi mente de este desesperante pensamiento: Chris Cornell esta muerto. La noche no fue mucho mejor y apenas pude dormir porque solo pensaba en eso, no había manera de asimilarlo. 

Si la noticia de su muerte ya era algo horrible, enterarme al día siguiente que la policía y el forense confirmaban un suicidio por ahorcamiento fue aun más doloroso y por demás aun más difícil de creer. Un sinfín de cosas venían a mi mente y pensé algo que quizás parezca estúpido: “¿Cornell se suicidó? ¿Quién se suicida a los 52 años? Y menos un roquero, el suicidio es para los jóvenes ¿Por qué Chris? ¿Por qué hiciste eso?” Chris Cornell es la última persona de la que hubiese esperado algo asi, todo parecía muy raro. En mi mente solo había ruido, voces que decían mil cosas locas y absurdas, mis pensamientos me estaban sobrellevando y no había manera que mi cabeza estuviera en silencio.

Chris Cornell esta muerto, me cuesta demasiado creer que se haya entregado así tan fácil ante la muerte. Sólo él sabe que pasó esa noche. Dicen que no hay suicidio sin premeditación y los medios se han encargado de alguna manera de echar un vistazo hacia atrás para buscar posibles indicios que de alguna manera dieran pistas de la futura decisión del cantante, que si los últimos tweets de Cornell, a saber, un clip de Burden in my hand y una foto con parte de la letra de By crooked steps, que si la última canción que tocaron en el concierto en Detroit, un medley entre Slaves and Bulldozers y un párrafo de una canción de Led Zepellin llamada In my time of dying, que si el último video en solitario (Nearly forgot my broken heart) donde es ahorcado. En fin, todo muy raro y bizarro. En lo personal, no busco póstumas premoniciones en retrospectiva basadas en sus canciones porque pienso que la vida no puede ser vivida en retrospectiva pero nunca se sabe. Los que estén familiarizados con sus letras sabrán que siempre hablaba de unas “voces en su cabeza”, es un elemento recurrente en sus composiciones, inclusive, recuerdo una entrevista en MTV a propósito de Audioslave y del origen de ese nombre, donde él mismo contaba que surgió tras estar unos días perdido en el bosque comiendo setas y unas voces en su cabeza le repetían: “Audioslave, Audioslave, Audioslave”, a lo que cuando se reunió con Tom Morello y compañía les dijo que ese debía ser el nombre de la banda (como proyecto se llamaban Civilian). Quizás ese 17 de Mayo esas voces fueron más fuertes que él, esas voces que siempre se revelaban en los momentos más oscuros, gritaron más alto que el amor.
Chris Cornell sufría de depresión desde los 14 años cuando sus padres se divorciaron, lo cual no solo le hizo cambiarse el apellido de su padre, Boyd, por el de su madre, Cornell, sino que hasta llegó a pasar un año entero encerrado en su habitación, tiempo durante el cual dejó el piano y se enfocó en la batería y la guitarra. El mismo cuenta que entre los 14 y 16 años fue cuando se puso en contacto con lo que significa el proceso creativo, motivado por la cantidad de tiempo que pasaba solo. Años después surgiría Soundgarden. La banda siempre era asociada a la movida metal ya que solía atraer a ese tipo de público, sin embargo, luego de la publicación del primer disco del cuarteto, Ultramega OK, Chris Cornell aprovechaba para aclarar a los medios locales que nunca habían tenido esa influencia sino que se inclinaban mas hacia el punk y a bandas como The Melvins y Malfunkshun, Cornell en lo personal era un apasionado de los Beatles y los Meat Puppets y Kim Thayil de MC5. Toda esa mezcla, aderezada con los gustos de Hiro Yamamoto (y luego de Ben Sheperd) y Matt Cameron, dio vida a un sonido heavy y de mucho volumen, unido a una actitud no sexista, y bueno, no podemos obviar que con Chris Cornell, Seattle tenía su primer sex-symbol. 

Las letras de Chris Cornell siempre me han parecido oscuras e introspectivas, con un halo de constantes tinieblas aunque nunca me han parecido suicidas, como compositor, es alguien que aborda el tema de la muerte desde su punto de vista depresivo y como algo que le obsesiona per sé, le intriga lo que significa y no porque la esté buscando, sus letras son de narrativa sencilla pero a la vez con una trama existencialista un poco compleja, suele moverse y hablar entre líneas muy sutiles que invitan a prestar una atención mucho más cuidada a lo que realmente esta diciendo, no teme mostrar vulnerabilidad, se abre pero sin desgarrarse, se expone pero siempre se guarda algo. Aunque Chris se declaraba un libre pensador y afirmaba no  seguir ninguna religión decía creer en Jesucristo y lo refleja en sus composiciones, hay una constante auto declaración de búsqueda de la luz y la salvación pero que al mismo tiempo se niega de alguna manera a ser salvado (Una bala es un hombre, de vez en cuando se desvía, comparo mi vida a esto, a esto que relato…Así que cuando estoy perdido o estoy cansado y depravado o cuando mi mente cual bala directa va desviada, quisieras encender mi camino – Light my way). Así mismo, la muerte y la soledad son otros tópicos recurrentes, Chris es asediado por una constante sensación de encierro, una jaula que suele aparecer como símbolo de sentimientos y acciones que lo retienen, no es solo preso de una jaula impuesta por alguien o por algo la que lo mantiene preso, son a la vez sus propias manos las que tampoco logran liberarlo de la misma (Y estoy cansado  de esta vida de prisionero y de estas cadenas que me arrastran hacia abajo – Four walled world), ese deseo constante de escapar y de huir en vano porque todos los caminos conducen a un mismo e inevitable fin que todos conocemos (Las palabras que dices parecen no cumplir nunca con aquellas que están dentro de tu cabeza, las vidas que hacemos parece que nunca nos llevan a ningún lugar salvo muertos – The day I tried to live).

Por ahí leí que mientras que Kurt Cobain es la parte visceral del grunge y Eddie Vedder la intelectual, Chris Cornell es la sensibilidad, pues si, aunque diría que mucho menos desgarradora que la de Layne Staley. Su discurso es personalista y auto compasivo, aunque evita el sentimiento de victimizarse (Deja todo al destino, no tienes porque necesitarme, no cometo errores soy lo que me haces, sana mis heridas sin dejar rastro, sella mi tumba sin ningún rostro, me voy al lugar solitario – Let me drown), se sabe un alma perdida pero se muestra cómodo ante eso (Dicen que soy un alma en búsqueda de la luz pero no puedo verla en la noche, solo estoy fingiendo cuando lo hago – Fell on black days) y no ruega entendimiento (...Nadie me conoce, nadie me salva, nadie me ama o me odia – Been away too long). El amor no es un sentimiento muy tocado en sus composiciones, al menos no de manera directa y abierta, resulta sin embargo interesante, cuando lo hace, ver el poder que le otorga al ponerlo al mismo nivel que su depresión (Y solo te amo cuando estoy deprimido y solo estoy cerca de ti cuando me he ido. Pero una cosa para que tu recuerdes, sabes que estoy deprimido todo el tiempo – When I´m down), en ocasiones, reniega del amor (Hoy le disparé a mi amor, ¿llorarías por mi? Porque el miedo es fuerte y el amor es para cualquiera que no sea yo – Burden in my hand) y hasta aborda la agonía del amor cuando se ve obligado a terminar con el sufrimiento de un petirrojo que se ha roto el cuello al chocar contra su ventana y que todavía respira, esto lo inspira a escribir esta hermosamente triste canción (Tengo un gusto tan amargo, necesito pensar en algo dulce, el amor es como el suicidio – Like suicide). Su sensibilidad va más allá de los sentimientos y se extiende a lugares menos comunes como la impotencia ante lo que el paso del tiempo se lleva consigo (Y estoy perdido detrás de las palabras que nunca encontraré y me he quedado atrás mientras las estaciones pasan rodando – Seasons). Siempre personalista, evita el culpar a los demás (En el lugar correcto pero en una vida equivocada, algunos días no parece tan fácil, no es culpa de nadie – Somedays) ó sentir remordimientos (Las perlas y los cerdos fueron despojados de mi, largo y fatigado ha sido mi camino, estuve perdido en las ciudades solo en las colinas, no siento tristeza ni lastima por irme – I am the higway). Llama la atención que a pesar de sus problemas con el alcohol y las drogas estas no son un tópico abierto en sus letras, no en vano había dicho que nunca compuso bajo su efecto y cuando lo hizo fue material desechado, a diferencia de muchos adictos que si las usan como referencia directa, para Chris, el “bálsamo” para sobrellevar los problemas es lo de menos, lo que importa es lo que pasa dentro de si mismo, dentro de ese misterioso universo interior.
La evolución de Chris Cornell como compositor es gratamente notoria, a lo largo de su carrera se vuelve más explícito, personal e interesado en enviar un mensaje a través de las canciones. Mientras con Soundgarden expone sus demonios y habla desde el hoyo donde se desenvuelve y con Audioslave libra una batalla para exorcizarlos y alcanzar cierta redención personal, con Temple of the dog abre las ventanas de ese templo que es su corazón y nos da luz verde para mirar hasta lo más profundo de sus sentimientos y su dolor.  En su viaje en solitario toma de todas estas aguas que lo alimentan como compositor agregándole una dosis de romanticismo y  más espiritualidad. Como cantante nos muestra diferentes facetas de su registro vocal para cada proyecto, dándole una personalidad única a cada uno de ellos aunque la esencia de su voz permanece intacta siempre. 

Hay palabras muy recurrentes en sus letras, destacando “voices”, “light”, “cage”, “lost”, “hole”, “drown”, en ellas expresa su pesar y a la vez su esperanza, un alma en tinieblas, en angustia constante por las cosas  que sabe que no puede cambiar, un espíritu complejo de entender.
No recuerdo cuál fue la primera canción de Soundgarden que escuché pero sí recuerdo la primera vez que vi a Chris Cornell en un video y cuán bello me pareció ese hombre de ojos de gato y de voz hambrienta y aguda, no sé que era más hermoso, si su voz o él. Era finales del año 1995 y yo apenas llevaba unos meses conociendo el mundo del rock y con cada nueva canción y cada nuevo video que se presentaba ante mí iban creciendo mi pasión y fascinación por esta música, una música en especial que llamaban “grunge” y que sentía que se parecía tanto a mí. Existía una música, una forma de ser y de pensar con las que me podía identificar, ahora las sombras no eran un lugar callado, había algo para hacerlas desaparecer. ¡Que suerte tenía! Había luz. 

Han pasado los días y aunque ese 17 de Mayo no pude llorar porque simplemente no lo creía, a los pocos días, con solo ver un video donde el año pasado cantaste Hunger Strike con Eddie Vedder pues me quebré y las lágrimas me ganaron. Todo esto me ha afectado más de lo que jamás hubiese pensado. Miro tu foto en el gran collage que esta pegado en la puerta de mi cuarto, el collage de mis “cosas favoritas de la vida” y donde con tu larga y rizada melena miras hacia lo lejos desde tu inmensa belleza y juventud en tu ya eterno e icónico look de Outshine y aun no puedo ni quiero creer que físicamente ahora eres solo cenizas, eres solo una foto, un cd, un video. 

No parece real, pero lo es, de repente, la vida puede cambiar en un segundo y ese segundo es para siempre. Cuando un ser querido muere, no nos duele únicamente el hecho de ya no tenerle mas físicamente, que ya es bastante, sino porque de alguna manera se lleva una parte de nosotros y de nuestros recuerdos con él, momentos que forman parte de nuestra vida y en los cuales esta presente. Aunque no compartimos físicamente con Chris Cornell, sentimos que también hemos perdido a alguien cercano, aunque seguirá ahí a través de la música, nos hace falta  porque la conexión entre artista y fan es algo que va mas allá de lo físico y mas allá del simple gusto por su música, nos acercamos a él y él a nosotros a través del lazo musical. Es un diálogo entre almas que encuentran puntos en común. Una de las más autenticas expresiones de pureza.
Si, pureza, y cuando hablo de pureza hablo de amor, porque si has llorado estos días y has sentido una profunda tristeza es porque amabas a Chris Cornell, si has buscado refugiarte en cualquiera de sus discos para rendirle tributo es porque lo amabas, si has intentado cantar alguna de sus canciones y tu voz se ha quebrado es porque lo amabas, si has querido estar solo o sola, para recordar los días que ponías en tu cuarto algún cd de Soundgarden a todo volumen y se te ha escapado una nostálgica sonrisa es porque lo amabas, si hay alguna canción suya que signifique algo especial para ti y estos días la has querido escuchar mas que nunca una y otra vez es porque lo amabas, si sientes que una parte de ti se volvió cenizas junto a él pero que a la vez una parte de él seguirá viva gracias a ti es porque lo amabas. Quizás no lo habías pensado pero así lo sientes ahora ¿Y como no amar a alguien que cante así? ¿Cómo no amar a alguien que escribió Say hello to heaven? una de las más hermosas canciones de amor, no cualquiera escribe algo tan hermoso para un amigo que se ha ido. Hasta el mismísimo Dios moriría con gusto para ser inspiración y merecedor de una canción de tan empírea belleza. 

Ese era Chris Cornell, el introvertido hombre de voz imposible, el que llevó en su cuello por varios años un tenedor hecho colgante que le había regalado Shannon Hoon, el que no se guardó ningún sentimiento en su alma para rendir tributo póstumo a su gran amigo Andrew Wood y luego repetiría homenajeando a otro amigo, Jeff Buckley, a través del Euphoria Morning y su Wave Goodbye , el que pateaba el piso con su pierna cuando cantaba, el de la sonrisa serena y apacible, el que me hizo llorar cuando cantó Call me a dog en el Maquinaria 2011, esa que tanto había soñado escuchar alguna vez en vivo, el que se describía no como compositor de letras sino como alguien que creaba pinturas con las palabras, el que decía que nunca miraba hacia atrás pero que la reunión de Soundgarden lo hizo añorar todos esos años de camaradería que se vivían en Seattle antes de que llegara la fama, ajenos a cualquier competitividad, solo  abrazar la música, compartir y disfrutar la experiencia, el canceriano, ese hijo de la luna, que se movía junto a ella, a veces alto, a veces bajo, a veces en lo oscuro, otras en lo iluminado, ese era Chris Cornell, el de los ojos felinos, el aullido de Seattle. 

La voz de Chris siempre me ha acompañado por los viajes en carretera, I am the higway es una fija en cualquier viaje que haga. Recuerdo la excursión a Mérida en estos carnavales, que delicia ponerme mis audífonos y escuchar el Temple of the dog en plena madrugada mientras el autobús recorría la oscura autopista y todos dormían y que decir de la excursión de Semana Santa a la majestuosa Gran Sabana, ese interminable y extremo viaje en Jeep que acompañé entre otros, con los riffs de Soundgarden y Audioslave, acampar durante una semana por ese mágico y ancestral lugar escuchando Temple of the dog (si, otra vez) bajo ese cielo estrellado ajeno a la civilización, algo para recordar por siempre! 

Querido Chris, decir que siempre te recordaré es insinuar que puedo olvidarte y solo se olvida lo que uno deja de ver, lo que uno deja de querer, lo que a uno ya no le importa. Eras un espíritu salvaje, si, tanto como el riff de Jesus Christ Pose pero de una ternura amorosa nada común en el rock, tú, siempre alejado de poses engreídas y actitudes endiosadas. Tomaré ventaja y aprovecharé mi condición femenina para decir que sí eras un Dios, el de la voz más increíble del rock, el Dios más sexy de Seattle, el misterioso felino indomable de largos rizos negros y penetrante mirada de gato, de bien formado torso, pantalones a la rodilla e inseparables botas, ah! esas maravillosas botas que parecían haber recorrido todos los caminos de tierra del mundo, ese hombre que sobre el escenario era un fiera que parecía morder pero que al más cercano contacto mostraba lo que era, un alma, dulce, amable y serena. No me hubiese gustado nunca tener que escribir estas palabras sobre ti, al menos no hasta dentro de unos 50 años. Parece que al fin rompiste tu jaula oxidada y saliste corriendo, ya no tienes que rezar para conservar tu juventud, ya no tienes que aprender lo que necesitabas olvidar, ya no hace falta que estés perdido para sentirte puro, ahora puedes correr de nuevo libremente como cuando eras un niño sano y salvaje, desnudo y desarmado, puedes ser joven o viejo, dulce o triste, caliente o frío, hombre o animal, ahora puedes ver un huracán directo al ojo, ahora todos tus amigos son indios, son marrones, son rojos y esqueletos. Quiero llorar y lloro, me ayudará a ver, limpiará mis ojos, sigo sin creerlo pero aunque esto no tenga sentido no hace que sea mentira. Dime porque la gente muere sola, dime porque la gente enloquece, dime porque el fin nunca llegará, dime porque eres una sombra en el sol, dime porque estas muriendo mucho antes de que llegue tu hora y con gusto lloraría por ti. Pasaste a lo eterno, ahora el tiempo es todo lo que tienes, el tiempo es tu amigo, ahora puedes ir hasta el sol sin tener que regresar y por fin sabrás allí, a medio camino que tan lejos esta. Estoy segura que muy lejos hay algo más, algo mejor. Ahora puedes enseñarnos como vivir y como la belleza es lo que los ojos perciben, puedes enseñarnos como la sangre en la lluvia y el amor y el dolor son uno y son lo mismo. Puedes seguir creyendo en la soledad y aun así nada podrá romperte sin importar que tan duro caigas porque ahora eres la autopista, el cielo, el relámpago, eres la noche, nada ni nadie pueden cambiarte. Sé que aunque no lo crea el sol saldrá pero también sé que me enseñaste que tomarle una foto al sol no me ayudará a ver la luz. Espero que hayas olvidado aquí tu corazón roto porque ya no lo necesitarás, ya no hay ninguna carga en tu mano, espero que ahora tengas la verdad suprema, esa que tanto me invitas a seguirte para encontrar en el desierto. Se que con el tiempo el amor cura todas las heridas pero cuando alguien se va para siempre de esta manera pareciera que demasiado amor nunca fue suficiente. No guardaré mi buena suerte solo para mí y cuando llegue mi turno de lanzar la próxima piedra, si algo puedo llamarte te llamaré hermoso, cerraré los ojos e inclinaré la cabeza para que veas que tienes mi simpatía, me sentaré a dibujar moscas en tu honor y el cielo mandará lejos al infierno porque ya nadie canta ni cantará como tu. Muchas cosas pueden pasar y pasarán y tú siempre me cantarás que ser yo misma es todo lo que puedo hacer y que no te quede duda que así será. Ahora las nubes se han ido, ahora todos tus mañanas brillan. El sol es tuyo. Tú nunca serás eclipsado. Ya no existe más el frio, el dolor, la tristeza ni el miedo. Por lo que solo queda una cosa por decirte mi querido y hermoso Chris, salúdame al cielo.

Las palabras se enredan en tu lengua y tropiezas con tus pies
Cuando pierdes a alguien
Y en todas partes crees haberlos visto caminando calle abajo
Cuando pierdes a alguien
Cuando pierdes a alguien te dices cientos de miles de veces “nadie vive para siempre”
Por eso intenta una vez mas decir adiós, di adiós
Cada cosa hiriente que dijiste esta siempre sonando en tu oído
Cuando pierdes a alguien
Y cada cosa hermosa que ves solo trae una lágrima
Cuando pierdes a alguien
Si, cuando pierdes a alguien te dices a ti mismo que todo va a estar bien
Intentas pararte fuerte y valiente cuando todo lo que quieres es tirarte al suelo y morir
¿Cuánto tiempo he esperado por una respuesta o una señal?
Solo y cansado de esta problemática tarea de tratar de decir adiós
Así que ahora empiezas a reconocer que cada camino que ves
Solo conduce a una lágrima en tu ojo
Así que di adiós, di adiós
(Wave Goodbye – Chris Cornell)

    Gracias Chris"

Este artículo fue publicado en Hive por la autora con el seudónimo, Gatubela.
This article was published un Hive by the author with the pseudonym, Gatubela.
  
Matt Cameron escribió lo siguiente en su cuenta de facebook: "Mi caballero oscuro se ha ido. Gracias por el increíble derroche de bondad y amor" ... sus palabras nos parecen muy adecuadas. No podemos ocultar el dolor que siempre estará, pero debemos recordarlo como Matt Cameron lo hace y agradecer ese derroche de bondad y amor que se transmitió no sólo a través de sus canciones, sino que también con su forma de ser. Gracias todo caballero oscuro de Seattle, descansa en paz.

2 comentarios:

Diego dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Diego dijo...

Gracias por el homenaje! no quería leer mucho después de lo pasado, todavía cuesta aceptar. Uno siente esa cercanía con la música de Cornell, sobretodo cuando uno lo viene escuchando desde el 94 o 95 cuando apenas yo rondaba los 15años, se siente casi como perder un amigo ,como dice en su texto Efstathia Athanassopulos, que por cierto en un pasaje me destrozo, Soundgarden, la música de Cornell fueron la compañía que podía empatizar conmigo, que justo decía lo que necesitaba.
De nuevo, gracias por el Homenaje a Chris y gracias por compartir el texto de Efstathia Athanassopulos.